Cuando se bebe alcohol en exceso se retrasa el proceso de excitación y provoca pérdidas de coordinación.
Cada vez es mayor el número de personas que consumen alcohol en exceso. La bebida se utiliza para celebrar eventos, mejorar relaciones sociales y, incluso, para cerrar tratos.
Según datos facilitados por los responsables de sanidad, una de cada cuatro jóvenes, de 14 a 18 años, se emborracha tres veces al mes; por si fuera poco, el 10% de esta franja de edad, ni siquiera tiene la percepción de que bebe mucho.
Un tercio de las jóvenes españolas reconoce que han mantenido relaciones sexuales sin utilizar ningún método anticonceptivo después de haber consumido alcohol y seis de cada diez consideran que beber elimina «muy» o «bastante» las barreras para practicar sexo. Además, en muchas ocasiones, usan preservativo pero mal debido a la ingesta de alcohol, un consumo que también puede hacer reducir la eficacia de la píldora y provocar embarazos no deseados.
El 41% de las chicas reconoce que haber bebido influyó para no utilizar un método anticonceptivo durante la relación sexual, una influencia que aumenta hasta un 46% entre las jóvenes de 18 y 20 años.
Y el sexo? Y la sexualidad masculina… el bueno del pene…. ¿Cómo se siente? Buaff… pobrecito…! Pues hacia bajo. Reducido a la mínima expresión en los consumidores. Y todo porque, cuando se bebe alcohol en relativo exceso, se retrasa el proceso de excitación, aparecen pérdidas de coordinación e incluso se pueden producir bloqueos en la respuesta sexual.
Cuando se bebe, es difícil ser responsable.